DESDE AGADIR A ESSAOUIRA
La costa marroquí de la que muy pocos hablan
Más allá del Marruecos del desierto, de los dromedarios, de las babuchas colgando en los zocos y de las influencers en riads de Marrakech... hay un Marruecos que huele a sal, suena a olas y se siente como un secreto: la costa que va de Agadir a Essaouira.
Aquí no hay filtros rojizos, hay surfistas, pueblos que siguen a su ritmo y paisajes que te sacan de lo típico sin necesidad de inventar nada.
Comenzamos la ruta partiendo de la ciudad costera:
Agadir
Agadir no tiene la medina más bonita ni el alma más tradicional. Pero si buscas una ciudad costera con buen pescado, playas kilométricas y un aire moderno, aquí empiezas bien la ruta. Es un sitio funcional y europeizado. Y a veces, eso es lo que se necesita.
Planes para hacer:
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Caminar por el paseo marítimo al atardecer.
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Subir a la Kasbah para ver la ciudad desde arriba.
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Visitar el Souk el Had
Dónde comer:
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Pure Passion: para darte un homenaje de pescado y marisco frente al puerto.
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Ô Playa: terraza con vistas al mar, buen ambiente y platos sencillos pero sabrosos.
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Dafra: auténtico tajine.
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Le Petit Pecheur: pescado fresco estilo local.
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The Jungle: para un desayuno/brunch frente a la playa
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Bo Passage: para merendar rico.
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Katai sushi: un capricho a muy buen precio.
Tamraght
Tamraght es una joya tranquila en la costa atlántica de Marruecos, situada entre Agadir y Taghazout. Aunque está a solo unos 15 km de Agadir, se siente como un mundo aparte: un pequeño pueblo bereber con esencia auténtica, rodeado de colinas, océano y un ambiente relajado que ha conquistado a viajeros que buscan desconexión, surf y naturaleza sin el bullicio turístico.Aquí todavía hay más gallinas que turistas, pero eso está cambiando rápido. Tiene el encanto de los sitios que aún no se han rendido al postureo, aunque ya asoman los primeros cafés con cuencos de açai y las escuelas de surf con nombres en inglés.
Planes para hacer:
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Surf: Tamraght es cada vez más popular entre surfistas por su cercanía a varios puntos de surf como Devil’s Rock, Banana Point y Crocodile Beach. Aquí encontrarás escuelas de surf donde podrás contratar instructores (nuestros hoteles lo tienen) o alquilar equipos
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Paradise Valley: es un oasis natural escondido en las montañas del Alto Atlas, a unos 30 km de Agadir, en Marruecos. Se trata de un pequeño paraíso lleno de piscinas naturales , palmeras, cascadas y formaciones rocosas espectaculares. Es ideal para una escapada de medio día. incluso para hacer senderos.
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Senderismo.
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alojamientos estilo "surf camp", retiros de yoga y cafés con vistas al mar.
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Playa y chill.
Dónde comer:
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Let´s Be: healthy food
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U wood love: las mejores pizzas!
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Manouche la cuisine des voyages: comida árabe y libanesa
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Hey Yallah: café
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Ohana poké: poke y burgers
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Tonirt: comida marroquí
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Fana food: wraps, tacos, burgers
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Morimoto: japonés
Taghazout
Taghazout ya no es un secreto. Lo fue. Ahora es el epicentro del surf en Marruecos. Hay hoteles boutique, hostels hipsters, cafés con wifi rápido y gente de medio mundo paseando con tabla bajo el brazo.
Planes para hacer:
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Surf.
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recorrer sus calles.
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alojamientos estilo "surf camp", retiros de yoga y cafés con vistas al mar.
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Playa y chill.
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Atardecer en el Skatepark: tooodo el mundo se reúne antes del atardecer en la cima de la montaña de Taghazout subiendo por una cuesta hasta llegar al skatepark para disfrutar del arte de los locales usando el skate.
Dónde comer:
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World of Waves: desayunos con vistas al mar.
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L’Auberge: comida marroquí con buena relación calidad-precio.
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Windy Bay: estilo europeo, ideal para una pausa del tajine.
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Aftas: burger
Imsouane
Pueblo pequeño, espíritu libre. Aquí nadie tiene prisa. Las olas mandan. Hay surfistas, nómadas digitales, perros callejeros por todos lados amigos de cualquiera que pase cerca de ellos y zumos naturales por todas partes. Imsouane es famoso por sus excepcionales condiciones para el surf, atrayendo a entusiastas de todo el mundo. Sus dos principales spots de surf son:
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The Bay: Conocida como la "Bahía Mágica", ofrece una de las olas más largas de África, alcanzando hasta 800 metros. Es ideal para surfistas de nivel intermedio o beginners gracias a sus olas suaves.
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Cathedral Point: Ubicado al otro lado del puerto, este spot presenta olas más potentes y salvajes, adecuadas para surfistas experimentados.
Planes para hacer:
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Surf, longboard o mirar a quienes saben hacerlo.
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Atardecer en la gran roca frente al mar.
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Puerto pesquero para entender cómo funciona la vida real.
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Yoga
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excursión a Agrhoud (pueblo de colores) y al pequeño desierto (podéis hacer quads)
Dónde comer:
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Imi bay: healthy.
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Café Paradis Wave: burger.
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Shaka Restaurant: pizzas increibles.
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Les 3 S: poké y varios
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Café La Paix: pescado y comida marroquí.
Essaouira
Essaouira, antes conocida como Mogador, es una ciudad costera con alma propia. A orillas del Atlántico y con un aire bohemio, esta ciudad amurallada conquista por sus callejuelas de piedra, su luz suave y el viento salado . Lejos del bullicio de Marrakech, Essaouira es un refugio de calma donde músicos, surfistas, artistas y viajeros se remezclan entre la vida local.
Su Medina, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es una de las más auténticas y accesibles de Marruecos. A diferencia de otras más caóticas, aquí puedes perderte sin prisa entre tiendas de artesanía, galerías, panaderías locales, y talleres de marquetería con madera de tuya, un arte tradicional de la zona. Las puertas azules, los balcones de hierro forjado y los aromas de especias y mar cruzan cada esquina.
Planes para hacer:
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Explorar la Medina.
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Pasear por la Skala ( la muralla con vistas al mar y cañones con vistas al mar)
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Visitar el Puerto.
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Disfrutar de las playas (kitesurf o surf)
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Recorrer la antigua judería.
Dónde comer:
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En el puerto: pescado a la brasa.
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Mega loft: variedad, healthy, gastro.
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Taros: mejor rooftop, cocktails, healthy.
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Dar Baba: distinguido, comida mediterránea
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Mandala Society: healthy.
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Tha Hungry Nomad: comida marroquí.
Esta ruta por la costa no tiene nada que ver con lo que la mayoría imagina cuando piensa en Marruecos. No hay dunas infinitas, ni espectáculos para turistas, ni caos de ciudad constante.
Aquí lo que hay es viento, mar, caminos polvorientos, pueblos que no buscan likes y rincones donde lo más especial es que nadie intenta que lo sea.
Es un Marruecos que te deja respirar. Que te baja el ritmo. Que no tiene prisa, ni maquillaje.
Y si lo sabes mirar con ojos tranquilos, es un viaje que se queda dentro.
Sin ruido. Sin filtros. Pero de los que no se olvidan.
¿Te gustaría hacer esta ruta de forma privada, con alojamientos bonitos, restaurantes auténticos y sin preocuparte por nada?
Escríbeme y lo organizamos.
Esto no es un viaje cualquiera. Es tu próximo viaje real.